Cuidado de la piel
Después de los treinta, ya no se trata sólo de tener buen aspecto. La piel empieza a cambiar, pierde elasticidad, se vuelve más sensible y es fácil notar el estrés o una noche de insomnio. En lugar de dejarte llevar por el pánico y probar todo lo posible e imposible, prueba algo mejor: crea un plan de cuidado de la piel sencillo pero eficaz.

Sólo dos cremas y unos minutos al día. Cuidar la piel después de los 30 no tiene por qué ser complicado. La clave es la protección durante el día y la hidratación por la noche. Con estos dos pasos, puedes hacer maravillas.
Cuidados de día: La protección es esencial
La protección de la piel es el factor más importante. A medida que la piel envejece, su barrera protectora se debilita y la piel se vuelve más fina. Se irrita con facilidad, se descama, enrojece y pica. Por eso, elija una crema de día. La crema debe proteger e hidratar al mismo tiempo. La crema debe crear una barrera que proteja la piel. La barrera puede ser de zinc, parafina, grasa o dimeticona. Entre los productos recomendados para el cuidado de la piel se encuentra la crema Dermaguard. Es uno de los mejores productos para el cuidado de la piel. Crea una microcapa invisible contra los agentes irritantes. La ventaja es que se absorbe perfectamente, no es grasa y no contiene perfume, una fuente frecuente de irritación. Dermaguard también hidrata y suaviza la piel seca a largo plazo.
Cuidado de la piel por la noche
Si nos maquillamos, es importante desmaquillarnos por la noche. Basta con agua corriente, pero lo ideal es agua sin cloro, agua para bebés o agua mineral. Por supuesto, existen diferentes desmaquillantes. Pero, ¿por qué utilizar más productos químicos de los necesarios por ahorrar unos minutos?
Una crema de noche debe hidratar ante todo, pero puede tener otras propiedades deseables, como contener nutrientes y minerales o, en edades más avanzadas, colágeno y elastina.
De vez en cuando podemos añadir una mascarilla, un exfoliante o un tónico a nuestra rutina básica de cuidado de la piel. Cuantos más productos utilicemos, más probabilidades tendremos de irritar nuestra piel, obstruir los poros o crear hipersensibilidad.
Este cuidado básico de la piel no solo se aplica al rostro, el cuello y el escote, sino también a las manos, si no queremos que delaten nuestra edad.
